Cartiushka
Pienso en vos todas las noches. Desde esa mi pequeña cabaña en el campo. Y con una sonrisa que debería darme vergüenza tener. Todos estos años de trabajo proletario han desarrollado mi escultural tejido muscular hasta el punto de la casi explosión de mi epitelio ante la violenta presión interna. Presión que refleja la fuerza de mi cariño calvo. Quisiera usar aquel tejido para abrazarte y ya nunca dejarte ir, mi querido y capitalista príncipe azul. Que las barreras que nos separan no pueden ser tan fuertes que una hoz y un martillo no puedan destruirlas por irreverentes. Por faltas de un necesario respeto hacia este afecto interbarrial.
He decidido que voy a esperarte en la cama, sosteniendo en mis labios una rosa. Mi tan transpirada musculosa ha de estar colgada de ese percherito tan lindo Made in Korea que me regalaste en tu última visita a estos trigales. Y el perfume será a naranjas y ciruelas y jazmines. Las estrellas celosas nos mirarán besar. Y un rayo misterioso hará nido en tu pelo.
Este amor que nos une será lo más precioso que cualquier narrador pueda alguna vez narrar. Y será la delicia de los jóvenes que en su fragor hormonal escuchen nuestra historia. Y ni Diosky mismo podrá hacer que la tierra olvide nuestros besos de vodka y bourbon.
Si, adorado galán. He decidido esperarte y desear tus besos aquí. Y aquí, haciendo fuerza hasta que vengas me quedaré.
Siempre tuyo.
Vanya.
PD: Quisiera además que me presentaras a tu Coiffeur.
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