En mi tinta
Ahí ta, ya terminé. A la mierda con la barrita de chocolate. No me puedo las patas cada vez que veo una. Lo juro. Debo ser adicto. Y el chabón del cyber no me trajo el prometido cenicero. Voy a buscarlo ya. Que garcha, un cenicero mojado no es cenicero. O al menos no es funcional. O sí lo es, pero no funciona como un cenicero, quizás si como fris-bee (o más bien estrellita ninja...) pero ahora tengo un cenicero. Y un amor en Paraguay. Oootra vez.
Quise encontrar un par de cosas mías hoy, encontrándome con nada. Si, un par de textos míos, un par de alpargatas (que sospecho estarán en el cinturón ecológico), un cepillo de dientes, una tuca guardada por ahí, nada. Me han desvalijado las memorias. Los olvidos. Pero a quien puede importarle lo que yo haya hecho hoy. Si no soy minita, no estoy buena, nadie me conoce, nada. Me voy a estudiar álgebra II y esperar que me llame la Italiana. A ver si mi noche se transforma en borrachera otra vez. A ver que pasa. A ver...